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Érase una vez ocho doctorandos…

Para quien tiene la aspiración de dedicarse a la academia, por lo cual la tendencia es embarcarse en una maestría y posteriormente un doctorado, se habrá dado cuenta que nuestro quehacer muchas veces conlleva un trabajo mayormente solitario y tensiones de diversa índole. Estas condiciones pueden variar acorde con las especificidades del programa de posgrado que se trate, pero en el caso del doctorado en Letras de la UNAM, los inscritos a este programa nos hemos enfrentado a cuatro años (el plazo oficial) de trabajo aislado —pues no se requiere tomar seminarios— y diálogos que varían de intensidad y frecuencia con nuestros comités tutorales —por el conocimiento de los temas trabajados, por la sobrecarga de trabajo de docentes/investigadores, o simplemente por estilos de trabajo.1

2012

Es en este contexto que érase una vez ocho doctorandos nos percatamos de ciertos vasos comunicantes en nuestras líneas de investigación y tesis en progreso, así como de los estragos personales y académicos de no tener interlocutores, y se nos ocurrió la idea de reunirnos. Fue así como Brenda Morales, Tomás Martínez, Alexandra Saavedra, Diana Sánchez Hernández, Armando Velázquez, Héctor Fernando Vizcarra, Octavio Zaragoza y yo fuimos urdiendo la idea de un seminario de teoría y crítica de la narrativa latinoamericana coetánea; éste tomó forma tangible cuando pasamos de los correos de planeación a nuestra primera sesión espiritista a inicios de febrero, corría el año de 2012. Éramos en aquel momento incipientes doctorandos de los posgrados en Letras y Estudios Latinoamericanos de la UNAM, campus Ciudad Universitaria. Definimos objetivos, lineamientos y forma de trabajo conforme la experiencia nos había enseñado qué preferíamos y qué no, y empezamos a reunirnos ñoñamente a discutir sistemáticamente teoría literaria (al inicio la empleada en nuestras tesis) y analizar colectivamente algún texto de narrativa latinoamericana. Entonces nuestros aquelarres teóricos literarios no tenían un nombre fijo o serio; entonces, me tocó ser la primera coordinadora del Seminario.

2012

Para el segundo semestre de 2012 se había integrado al seminario otro doctorando, Eugenio Santangelo, y habíamos organizado una especie de gira del entonces  “Seminario de Teoría y Crítica de la Narrativa Latinoamericana contemporánea” con un par de mesas en las X Jornadas “Andinas de Literatura Latinoamericana” (Universidad del Valle, Cali), otras en diálogo con la Pontificia Universidad Javeriana y la Universidad Nacional de Colombia (“Primer Encuentro colombo-mexicano de narrativa contemporánea”, Bogotá) y en el viii Congreso Internacional “Literatura, memoria e imaginación de Latinoamérica y Caribe (por los derroteros de la oralidad)” (Instituto Riva-Agüero, Lima) entre el 2 y 15 de agosto del 2012.

2017

El nombre de nuestro grupúsculo (tras varios apodos que permanecerán como chiste interno) finalmente se acordó y fijó como Seminario de Estudios sobre Narrativa Latinoamericana Contemporánea, alias SENALC. En 2013 iniciamos un blog en el que postearíamos reseñas y ensayos sobre teoría y crítica reciente (pertinente para el estudio de la narrativa latinoamericana), o literatura latinoamericana publicada o reeditada en los últimos años; blog que en 2017 se convirtió en la Hoja Crítica del SENALC en el sitio del seminario. Ese mismo 2013, se presentaron un par de mesas sobre la obra de Julián Herbert en el XVIII Congreso de Literatura Mexicana Contemporánea (El Paso, Texas) en coordinación con el Seminario de Poesía Mexicana Contemporánea (también de la UNAM).2

2020

Algunos otros doctorandos empezaron a preguntarnos cómo integrarse al SENALC, por lo que tuvimos que plantearnos una fórmula de crecimiento, puesto que desde el inicio nunca quisimos replicar el modelo de otros seminarios en los que había más de cien miembros en nómina, más nunca una participación consistente. Ideamos una convocatoria buscando a quienes compartieran intereses de investigación similares: narrativa latinoamericana contemporánea y la actualización teórico-crítica. A partir del 2014 se sumaron nuevos miembros y hemos visto irse a otros: Carmen Cuecuecha, Eduardo Serrato, Jesús Pérez Ruíz, José Sánchez Carbó, Andrés Gutiérrez, Enea Zaramella, Oscar Zapata y Pamela Flores son algunos de con quienes hemos compartimos sesiones a lo largo de los años. Se integraron en diversos momentos y persisten: Elisa Vizcaíno, Jezreel Salazar, Juan Berdeja, Liliana Pedroza, Marco Polo Taboada, Iván Peñoñori, Cristina Díaz, Edivaldo González, Karla Urbano, Ulises Valderrama y Daniel Castañeda.

2020

Si bien es cierto que pensamos festejar estos diez años del SENALC de diversas formas en la segunda mitad del año (Stay tuned), sirva este breve texto para recordar y conmemorar estos 10 años en que el SENALC no solo ha pasado por diversas adscripciones (desde el Posgrado en Letras, la FFyL, el CIALC, el IIFL, el IIB) sino en el que sus integrantes nos hemos visto pasar por exámenes de candidatura, de grado, postulaciones a puestos, el desempleo, becas y derivas postdoctorales e integraciones a la vida laboral de la Academia (en sus varias vertientes), el SNI y la vida adulta. Nos hemos visto crecer académica y personalmente como individuos y hemos enfrentado retos varios como Seminario; no de todo hemos salido avante. Creo que a varios de nosotros nos sorprendió el crecimiento y difusión del grupo, por ejemplo, en los congresos que hemos organizado; y en ese sentido, quizá el presente texto responda indirectamente a varias preguntas que nos han hecho. 

Felices diez años al SENALC; gracias a sus integrantes, a sus lectores y a los diálogos directos e indirectos en los que hemos participado.

Acerca de la autora

Ivonne Sánchez Becerril

Investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. Doctora y maestra en Letras por la UNAM. Licenciada en Lengua y Literatura de Hispanoamérica por la UABC…

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Notas al pie:

  1. Al respecto de la tendencia al aislamiento y el escaso trabajo en equipo habría muchas cuestiones sobre las que reflexionar que, por cuestiones de espacio y objetivos de este texto, se quedarán en el tintero para profundizar en otro momento—.
  2. De estas mesas surgió posteriormente la idea sobre los libros monográficos que editamos Roberto Cruz Arzabal, Jocelyn Martínez, Armando Velázquez y yo –sobre la obra de Cristina Rivera Garza, Jorge Fernández Granados, Julián Herbert y Yuri Herrera, respectivamente– para el PAPIIT IN402415: Literatura mexicana contemporánea (1994-2012), coordinado por la Dra. Mónica Quijano.