En la celebrada novela Las primas (2009), Aurora Venturini presenta un mundo femenino marginalizado, cuerpos con rarezas y deformidades, abandono paterno, violencias y embarazos no deseados. Los personajes no reciben ningún tipo de educación sexual. Una de las primas, Carina, de 15, queda embarazada. Yuna, la protagonista y narradora, a los 18 no sabía ni cómo podría embarazarse ni lo que era un aborto. Con Carina se entera del “desembarazo” porque la acompaña en todo el proceso, desde el viaje a una clínica clandestina hasta su recuperación marcada por la tristeza y la culpa.
En “Los años intoxicados” (Las cosas que perdimos en el fuego, 2016), Mariana Enríquez presenta un grupo de amigas que intenta vivir con libertad en la Buenos Aires de los años noventa. Algunas se embarazan y abortan aterradas porque se sabe de varias mujeres que mueren porque, al ser ilegales, las personas que los practicaban no seguían los procesos adecuados por temor a ser descubiertas.
Por su parte, en 2019 Mariana Komiseroff publicó Una nena muy blanca, novela en la que construye una historia familiar (formada por una madre y sus dos hijas, Ely y Jésica) atravesada por situaciones de violencia que ponen en escena el cuerpo de la mujer frente al abuso, el aborto y la maternidad como una condena o un destino del que no pueden escapar.
En otros latitudes, encontramos “Sangre coagulada”, cuento incluido en Las voladoras (2020), en donde la ecuatoriana Mónica Ojeda presenta a una abuela que practica abortos clandestinos a niñas de su comunidad rural. Ahí es odiada y considerada imprescindible en la misma medida. La abuela ayuda a abortar a muchas mujeres, incluso a su nieta Ranita, de tan sólo 13 años.
“Dragones dormidos”, cuento de la escritora boliviana Magela Baudoin incluido en La composición de la sal (2014) narra cómo las mujeres son obligadas a abortar en secreto y poniendo en peligro su vida. En una narración fantástica, una mujer viaja por Bolivia y conoce leyendas de dioses y montañas. En uno de los pueblos se entera de que los médicos kallawayas podían sanar cualquier padecimiento, entre ellos un embarazo no deseado.
En México, uno de los primeros cuentos que aborda el aborto es “El último verano”, perteneciente al volumen Árboles petrificados (1977), de Amparo Dávila. La protagonista es una mujer de 45 años, de clase media, casada y madre de seis hijos que se enfrenta a un séptimo embarazo sin ganas de tener un hijo más. Desea interrumpir el embarazo y como esa no es opción ni para su médico ni para su esposo, ella debe resignarse.
En la literatura mexicana existen otras obras que abordan el aborto, en mayor o menor medida, pero no me detendré en ellas por razones de espacio. Sin embargo, incluyo las referencias: Luisa Josefina Hernández en La memoria de Amadís (1967); Adela Fernández en “Una distinta geometría del sentimiento” (El perro o el hábito por la rosa, 1975); Inés Arredondo en “Atrapada” (Río subterráneo, 1979); María Luisa Puga en Pánico o peligro (1983) y en Como agua para chocolate (1989), de Laura Esquivel.
En años recientes, destaca la novela La hora de la decisión (2007), de Ethel Krauze, en donde se cuestiona el papel real que las mujeres han tenido en torno al aborto, tema en el que se supondría que su opinión es fundamental. Sin embargo, la autora plantea que ha sido decidido por los hombres, lo que deja ver una sociedad machista y misógina.
“Felina”, relato de Guadalupe Nettel que forma parte de El matrimonio de los peces rojos (2013), hace una analogía entre el embarazo de una mujer y el de una gata. La protagonista es una estudiante de historia cuya meta es irse al extranjero a hacer un posgrado. Sin embargo, ese futuro peligra cuando se enfrenta a un embarazo no deseado al mismo tiempo que una gata que adopta recientemente. Ambas parecen estar inconformes con su estado y estrechan su relación ante lo que están viviendo.
Una parte de Temporada de huracanes (2017), de Fernanda Melchor, se dedica al aborto clandestino llevado a cabo por Norma, que es auxiliada por la Bruja, la curandera del pueblo. Norma no solo arriesga su salud, sino su libertad, pues en La Matosa está penalizado. Cuando el proceso no sale como se esperaba, la adolescente es llevada al hospital y retenida por la fuerza.
La Bruja le da a Norma un brebaje para terminar con su embarazo, pero presenta una fuerte hemorragia, por lo que su pareja la lleva al hospital. Desde que ingresa recibe amenazas por parte del personal médico que le insiste en que debe proceder contra el hombre que la embarazó y, sin importar la corta edad de Norma, son ellos mismos quienes ejercen violencia contra ella:
Las miradas acusadoras de las enfermeras, cuando al fin se dignaban a cambiarla, sin desamarrarla ni un solo instante de la cama porque esas habían sido las instrucciones de la trabajadora social: tenerla ahí prisionera hasta que la policía llegara, o hasta que Norma confesara y dijera lo que había hecho (p. 100).
Así, Temporada de huracanes no solo incluye un aborto clandestino al que es sometida una menor de edad, sino que también se muestran las consecuencias, jurídicas y sanitarias, que enfrenta una niña en situación vulnerable.
“Un viaje” forma parte de la colección Corazones negros (2019) de Atenea Cruz. En este relato una mujer, completamente segura de no seguir con su embarazo, viaja a la Ciudad de México a practicarse un aborto porque en su ciudad está penalizado y narra el paso a paso de su viaje y su estadía en una la clínica.
Por último, Dahlia de la Cerda, escritora y activista, incluye “Perejil y coca cola” en su libro Perras de reserva (editado en 2019 por el Fondo Editorial Tierra Adentro y reeditado en 2022 por Sexto Piso) en el que se cuenta, con humor e ironía, una historia sobre un aborto en casa.
Me gustaría detenerme en una obra, quizás menos conocida, que propone la escritora antiguana Jamaica Kincaid (Antigua y Barbuda, 1949), quien abordó temas relativos a la maternidad y la no maternidad en Autobiografía de mi madre, novela de 1996. En ella cuenta la dura historia de Xuela Claudette Desvarieux, una mujer dominiquesa cuya madre muere al momento de parirla y su papá la regala a una lavandera. Luego es vendida a un hombre mayor, casado y sin hijos, que busca tener un heredero a toda costa. Xuela se convierte en una esclava sexual, pero, a pesar de tener todo un sistema opresor en contra, decide abortar al hijo que espera y escapar.