Morales, Claudia. No habrá retorno. México: CONACULTA, 2017.
En la Comarca Oral, Carlos Pacheco planteó la posibilidad de hablar de una narrativa ubicada en comarcas interiores, de tierra adentro. “Narrativas de la trastierra” fue como definió el crítico venezolano a los relatos cuyas historias sucedían fuera de los centros urbanos y cuyos rasgos orales eran sustanciales en la construcción de la ficción, como sucede en la narrativa de Juan Rulfo, José María Arguedas y João Guimarães Rosa. Esta noción resulta conveniente para pensar textos narrativos contemporáneos que presentan características similares a los de los autores estudiados por Pacheco.
No habrá retorno (2017), novela corta de Claudia Morales (Cintalapa de Figueroa, 1988), cuenta, principalmente, tres historias: la de la anciana Dorrey Malcom, personaje inspirado en la traductora de José Martí que pretenderá hablarnos sobre la fotógrafa Marcey Jacob, pero que, más bien, contará su propia vida; la de Óliver, un chico migrante salvadoreño que intenta llegar al “Otro Lado”; y la de Claudia, una estudiante universitaria que escribe su tesis sobre los sistemas acuíferos del Anáhuac. Paulatinamente, las tres narraciones se desarrollan y entretejen, las cohesiona y mantiene unidas el recuerdo que, parece, es el lugar en el que los personajes han logrado anclar durante sus vaivenes migratorios y, además, por su larga, corta o fortuita estancia en Chiapas.