El término cyberpunk fue acuñado por Bruce Bethke y combina los vocablos cyber, abreviatura de la palabra cybernetics, que describe el campo científico-interdisciplinario que estudia las relaciones de control y comunicación entre un animal y una máquina; y por otro lado, punk, que hace referencia al estridente género musical de los años 70 y 80, a la sensibilidad y estética nihilista que lo acompaña, así como a la subcultura juvenil cuyo ethos anti-sistema y anti-corporativista se puede resumir en la máxima “Do it yourself”. En un esfuerzo por tipificar esta corriente, en Cyberculture, The Key Concepts, el teórico David Bell define el cyberpunk como una corriente dentro de la ciencia ficción que comenzó con la publicación del Neuromancer de William Gibson en 1984 (38).
Blade Runner (1982) de Ridley Scott, película inspirada parcialmente en Do Androids Dream of Electric Sheep? de Philip K. Dick, es considerada la ejemplificación perfecta de la máxima acuñada algunos años después por Bruce Sterling para describir la esencia del cyberpunk: “Low life – High Tech” (xiv). No obstante, el mexicano Gerardo Horacio Porcayo, en una conferencia dictada en septiembre de 1991 durante la Primera Convención de Ciencia-Ficción y Fantasía del Cono Sur, celebrada en la ciudad de Buenos Aires (2014), rastreaba los indicios de este subgénero en el uso de máquinas industriales para generar música, elemento distintivo del rock industrial de finales de los 70 y principios de los 80. Ejemplos paradigmáticos y de gran influencia en varias generaciones de jóvenes mexicanos son los álbumes Unknown Pleasures (1979) y Closer (1980) de la famosa banda inglesa Joy Division, producidos por el sello industrial Factory Records, que incorporan sonidos industriales y serán una influencia directa para el desarrollo no sólo del post-punk, sino del rock industrial de los años 80.