LP: ¿Llevas a cabo una metodología antes y durante el proceso de escribir? ¿Es la misma en todos los proyectos de escritura que asumes?
SAZ: Por un lado más y más trabajo primero en función del personaje y de ahí llego al tema. Una vez que reconozco (o construyo) estos dos me pongo a leer obras de ficción, no ficción y poesía que exploran lo mismo. Reviso voces, tonos, elección de narradores. Leer y leer, tomar notas, tramar. Me preparo para sentarme en el teclado, lo cual puede ocurrir semanas o meses después. Cuando trabajo en un proyecto en específico trato de escribir al menos dos horas al día. Escribo de corrido, no me detengo a revisar. Ya sea un cuento o un capítulo, escribo y escribo. Lo bueno, para mí, viene después, cuando reviso, creo que esa es mi parte favorita porque es ahí realmente cuando el texto toma forma. También hay proyectos que surgen de la nada. Una frase, una imagen, algo inexplicable que surge ante mí y me lleva al teclado. Escribo primero y la investigación parte de lo ya escrito. Cada vez menos escribo de la nada, de la ocurrencia, del chispazo, pero cuando ocurre lo disfruto y lo trabajo igual.
LP: ¿Cuáles son los escritores o los libros con los que sueles reencontrarte y qué buscas en ellos?
SAZ: Siempre voy a volver a Agota Kristoff y su trilogía de Klaus y Lucas, en inglés se llaman The Notebook, The Proof, y The First Lie. Lo que Kristoff hace en términos de personajes, forma, lenguaje, tema siempre encuentra su lugar en lo que a mí me interesa. Cada una de estas novelas es una apuesta sobre el storytelling, un ejercicio brutal sobre la observación de la condición humana. Cada novela es independiente y, a la vez, el todo. Es un tesoro. Herta Müller, Jenny Erpenbeck y Nona Fernández son otras guías de mi escritura, cada uno de sus libros es una nueva apuesta. Hace unos cuatro o cinco años decidí leer más mujeres y eso vino a darle un vuelco a mi trabajo y a mi visión. Yo cazo autoras, autoras que tocan temas que me interesan o cuyas protagonistas se asemejan en voz, tono, experiencia a lo que yo quiero construir. Tomo un cuento, un poema o una novela “preguntándole” a la autora, “¿ a ver, cómo hiciste esto?”. Busco lecciones de escritura, eso, eso busco en cada una.
LP: Desde hace algunos años iniciaste por cuenta propia una residencia de escritura para mujeres a las que recibes en tu casa y ayudas con su propio proceso creativo. Cuéntame sobre CasaOctavia, ¿cómo surgió, cómo se ha ido desarrollando y cómo se ha ido diversificando en otros proyectos?
SAZ: La verdad, nunca imaginé que sería algo más que darles escritorio y cama a algunas de mis amigas. De pronto se volvió eso y más. Ocurrió así: dos mujeres que quiero y admiro alguna vez me abrieron sus puertas para que yo trabajara en un libro. Salir del espacio personal y escribir en otro lado “acompañada” de alguien más fue maravilloso. Tiempo después leí sobre una madre soltera que había heredado una casa enorme y que daba hospedaje a artistas gratuitamente a cambio de que la ayudaran a hacer la casa más habitable. La cultura del intercambio era su clave. Adopté esa idea sin saber a dónde iría. CasaOctavia surgió como una forma de replicar mi experiencia viviendo y escribiendo en otro lugar y porque lo tengo muy claro, con frecuencia las mujeres en México tienen menos oportunidades de becas, residencias, apoyos, simplemente por ser mujeres. El intercambio es mi pequeño activismo, mi forma de que quienes nos visiten le den algo a la comunidad. CasaOctavia nació en 2015 y hasta ahora ha acogido a nueve escritoras.
Creo que en estos casi diez años viviendo en la frontera, siendo nadie que busca ser alguien, me obligué a leer mejor y hacer una buena curadora de libros. Me di cuenta que no sólo quería ofrecer espacio sino mi experiencia a otras escritoras. Y de ser un proyecto muy incipiente y casero se volvió lo que es ahora: un espacio seguro para que mujeres que escriben se enfoquen solo en eso por un par de semanas. En el inter, además, conocí a otras escritoras y a mujeres con proyectos con los que el diálogo fluye. Heme ahora trabajando con Kaja Negra y Enjambre Literario en un proyecto editorial que ha de lanzar libros de mujeres con propuestas innovadoras. Heme ahora buscando como hacer sinergias con otros proyectos que me atraen y que comparten mi visión feminista.
LP: ¿Qué sigue para CasaOctavia?
SAZ: Que yo me decida a buscar otros recursos para que las mujeres que vienen y que tienen que dejar de producir y ganar dinero para escaparse a escribir, reciban un estipendio. Que lo que se ha producido en CasaOctavia esté en redes y estantes. Convencer a otras mujeres que si bien la experiencia de escribir en la frontera es inigualable, CasaOctavia puede estar en otras ciudades con otras mujeres que, como yo, puedan crear espacios seguros.
LP: ¿Qué sigue para Sylvia Aguilar Zéleny?
SAZ: Un proyecto que aún no decido si serán tres novelas cortas o una sola novela con tres mujeres. ¿Ves? Todos los caminos me llevan a Ágota Kristoff. A diferencia de Basura aquí los destinos no se cruzan, cada una representa en todo caso un tramo geográfico desde Ciudad Valles hasta Brownsville, tres mujeres de tres distintas generaciones que en la búsqueda de una mejor vida encuentran lo impensable.