Dublín, Esteban y Paulo Zamora, Tácticas contra el olvido, Medellín, TBWA, 2014.
Las experiencias de lectura nunca son las mismas. La recepción lectora cambia con el paso del tiempo y en cada persona. Además, el formato en el que se lee influye en el modo de apreciar o rechazar un texto: existen preferencias por leer en dispositivos electrónicos y lectores que se inclinan por la obra impresa, el contacto con el papel y el objeto en sus manos.
Cualesquiera que sean los avances tecnológicos para la formación del libro, el deleite puede ser mayor cuando se invita a la partición del lector, no sólo para concluir historias en su imaginación, sino también para jugar con el objeto en sí, con las páginas y su distribución.
En la obra Tácticas contra el olvido de Esteban Dublín e ilustrado por Paulo Zamora, los receptores nos enfrentamos con la posibilidad lúdica que implica la participación lectora. El ejemplar se compone de postales sueltas, cada una con una ilustración frontal y el texto en el reverso de la tarjeta. Se trata de una obra ícono-textual apreciable en su cuerpo y sustancia.
Algo similar ocurre en la obra Juego de cartas (1964) de Max Aub, donde cada naipe contiene un relato; entonces, el libro puede ser leído al azar, de corrido o de manera fragmentada, se puede leer en conjunto, como el juego de cartas o como el mismo libro sugiere: ideal para solitarios.