En el marco de la VII Feria del Libro Independiente, realizada del 7 de mayo al 6 de junio en la librería Rosario Castellanos (Ciudad de México) del Fondo de Cultura Económica, entrevistamos a Alfredo Núñez Lanz, uno de los fundadores de Textofilia, editorial mexicana que presentó en dicho encuentro dos de sus novedades: Diario camaleón de Marco Julio Robles y La tormenta hindú de Ana García Bergua. La Feria es organizada por la Alianza de Editoriales Mexicanas Independientes (AEMI) y en su séptima versión participaron más de 75 sellos editoriales mexicanos y Mansalva, editorial argentina invitada.
Héctor Fernando Vizcarra: Textofilia es una de las editoriales mexicanas mejor posicionadas en el mercado independiente actual. ¿Cuál ha sido su recorrido para consolidarse?
Alfredo Núñez Lanz: Comenzamos cuando Ricardo Sánchez Riancho y yo éramos alumnos de tercer semestre de la licenciatura en literatura latinoamericana. Era un momento donde pensábamos que las revistas literarias escaseaban y se convertían en organismos politizados, tendenciosos. Decidimos hacer una revista trimestral de literatura y arte donde publicábamos creación literaria contemporánea en los géneros poesía, ensayo y cuento. Teníamos la premisa de establecer un diálogo con las artes plásticas y visuales.
Cada número ofrecíamos una sección de crítica de arte y toda la revista era intervenida por un solo artista a quien le dedicábamos una entrevista. Teníamos una pequeña sección al final de la revista donde publicábamos fragmentos u obras que nos parecían representativas de autores latinoamericanos o de otras latitudes, con poca o mínima difusión en nuestro país. En esa sección publicamos a Charles Simic, Javier Sologuren, Javier Heraud, Roberto Arlt, Francis Ponge, Li Ching Chao, entre otros. También nos interesaba promover el ejercicio de la traducción literaria y publicamos textos del inglés y francés. Nos parecía que la tarea de una revista era promover el diálogo y la discusión y, en ese sentido, Textofilia fue un espacio muy nutritivo en cuanto a lecturas, exploraciones e inquietudes.
Era un verdadero reto financiar un proyecto así. Sin embargo, lográbamos imprimir cada número e implementar mejoras en el diseño porque siempre nos empeñamos en que la revista continuara viva. Éramos dueños de una tenacidad que ahora me sorprende, pues comenzamos desde cero, sin un capital. Dábamos tropezones, palos de ciegos, pero de todo aprendíamos y, como éramos muy jóvenes, manteníamos el impulso a costa de terquedad. Tuvimos dos veces la beca del FONCA en el Programa Edmundo Valadés de apoyo a la edición de revistas independientes. Ante toda la literatura que nos impresionaba y que íbamos encontrando mientras editábamos la revista, surgió la inquietud de formar una editorial. Lo planificamos durante más de un año acuciosamente y lanzamos en 2010 nuestros primeros dos libros: En la tierra de Robert Creeley y Poemas de la mano izquierda de Luis Verdejo. Tuvimos la fortuna de contar con una buena aceptación crítica y mediática. La editorial fue bien recibida y poco a poco comenzamos a publicar con mayor frecuencia.
HFV: ¿Cuánto influye el mercado, las becas de coinversión y las tendencias literarias en las decisiones del comité editorial?
ANL: Lo que verdaderamente influye al momento de dictaminar una obra es su calidad literaria. Por supuesto que también analizamos su viabilidad comercial y si entra o no dentro de nuestras colecciones. Cuando Textofilia asume un compromiso con un autor y su obra, tratamos de encontrar el camino más adecuado para su publicación. A veces es vía coediciones institucionales, pero somos nosotros como sello quienes proponemos obras que ya fueron aceptadas previamente. No nos sujetamos a los gustos institucionales y procuramos tampoco ceñirnos a ninguna moda intelectual por muy fructífera que resulte en términos monetarios. Tampoco buscamos obras coyunturales o que se apeguen a una situación mediática en específico. Buscamos textos cuya trascendencia sea más allá de lo mediático, que perduren en el gusto del lector.
HFV: ¿Existe alguna influencia del ámbito académico en Textofilia? Es decir, en la elección de sus autores, en la publicación, venta y distribución de los libros.
ANL: Tanto Ricardo Sánchez como yo venimos del ámbito académico. Ambos estudiamos literatura latinoamericana, cuya perspectiva crítica nos ha influido a la hora de escoger aquello que vamos a publicar. Indudablemente tenemos una visión crítica heredada de la academia.
HFV: Para los editores de Textofilia, ¿qué significa ser una editorial independiente?
ANL: Desde mi punto de vista, editar siempre ha sido un ejercicio político. No partidista ni de tendencias políticas, sino por el simple hecho de involucrar al otro. Hay una relación con el público lector que implica una responsabilidad muy grande, sobre todo en estos momentos, donde el mundanal ruido de la mercadotecnia se ha apoderado de las decisiones editoriales y sólo se publica para generar capital, casi siempre subestimando a los lectores. Me siento muy afortunado y agradecido porque soy un editor que no está obligado a satisfacer demandas. Sé de muchos amigos editores en el mundo corporativo que necesitan cubrir cuotas, como si fueran vendedores con bola de cristal.
Sin dejar de lado el aspecto comercial, lo más importante para mí es la calidad, la esteticidad de los textos, su propuesta artística. Por eso puedo decir que recomiendo todos nuestros libros. No existe uno solo que haya publicado sin que lo considere bueno por otras razones que no sean meramente literarias. Es casi un crimen ecológico que se publiquen tantos libros chatarra, así que siento un gran compromiso con los lectores. En ese sentido, Textofilia es como una editorial boutique, donde hay materiales muy selectos. Nos interesa aquello que ha dejado de interesarle a las grandes corporaciones: ser una guía de lectura. Por ejemplo, si publicamos libros de cuentos, nos interesa el género en sí mismo y no seguir las tendencias que las editoriales trasnacionales buscan; casi siempre una colección de relatos “interconectados” que se puedan leer como novela. Rechazamos esos criterios que pervierten la manera de hacer literatura hoy en día, basándose en cálculos meramente mercantiles. Los adjetivos que se le ponen a la literatura, por ejemplo a las novelas —“novela histórica”, “novela de viajes”, “novela de terror”— no determina que una obra se siga leyendo, sino un misterioso factor “x” que toda buena literatura tiene en sí misma. Y eso es precisamente lo que buscamos.
ANL: Las problemáticas son innumerables. Desde la desconfiaza por parte de los libreros a esta clase de materiales hasta la dificultad de participar en las ferias del libro internacionales que nos interesan, pues los costos de los stands son muy altos. Otro de los inconvenientes es la falta de políticas públicas que favorezcan el acercamiento entre las personas y los libros. El Estado debe cumplir con su función educativa: lanzar campañas efectivas de promoción de la lectura, capacitar a sus maestros y educadores para que el libro sea un objeto de primera necesidad. También su obligación es fortalecer los engranajes de la cadena de producción del libro, otorgar estímulos fiscales coherentes –los editores pagamos IVA en todo el proceso de producción de un libro y no lo cobramos ni lo deducimos con facilidad– y continuar generando leyes y proyectos de apoyo donde se coadyuva el capital privado con el público.HFV: ¿Cuáles son las mayores problemáticas enfrentadas por una editorial de esta índole en México? ¿Cómo han sido resueltas?
HFV: ¿En qué consiste la apuesta literaria de Textofilia? ¿Qué le ofrece al lector?
ANL: Textofilia Ediciones busca recuperar la noción de lectura desde el placer, desde el gozo del hallazgo, bajo ese particular gusto que adquiere el coleccionista con cada nuevo descubrimiento. Busca contagiar el placer de leer a través del cuidado en su diseño, para que nuestros libros sean objetos gozosos, bellos. Es un sello abierto para la exploración de nuevos talentos en las artes y la literatura mexicana, mientras promueve autores y obras que marcaron un rumbo distinto en otras latitudes. Textofilia es una editorial de hallazgos, publicamos escritores de calidad en cuya obra se yerguen ideas importantes para el desarrollo intelectual y cultural de nuestro país.
HFV: ¿Cuál es la postura de los editores frente al libro digital?
ANL: Es un mercado que todavía no despega en el mundo hispanohablante. Imagino que se debe a varios factores; uno de ellos es el hecho de que no todas las personas tienen acceso a una tablet o a un reader, a diferencia del mercado angloparlante. Otro motivo puede ser el rezago educativo. El libro digital es una posibilidad más de llegar a ese objetivo que todos los editores perseguimos: el lector. Y hablo del lector continuo, voraz, que no se conforma con las tendencias en las mesas de novedades de Sanborns. El 80% del catálogo de la editorial está disponible en formato ebook y se comericalizan nuestros títulos en las principales librerías virtuales, como Amazon, Grammata, Gandhi digital, etc. No le tememos a los nuevos soportes y formatos porque nuestros contenidos serán los mismos. Aunque, en lo personal, prefiero el papel.